martes, 25 de noviembre de 2008

La criminalización de la niñez en la pantalla de C5N


El Observatorio de Medios analizó la agenda periodística de El Diario, noticiero central del canal controlado por el Grupo Hadad, entre el 10 y el 14 de noviembre pasados. Uno de los temas relevantes fue el de la delincuencia juvenil, donde el medio actuó como animador privilegiado de un posicionamiento editorial atentatorio contra la protección de la minoridad.

Eduardo Feinmann: Esta mañana escuchaba al capitán que lo detuvo… y él contaba que, bueno, que el chico, que no es lo mismo atrapar a un menor que atrapar a un mayor. Estamos hablando de un menor peligrosísimo –el conductor siempre sube el tono de voz cuando hace referencia a la peligrosidad de los menores delincuentes-, peligrosísimo, a quien no le tembló el pulso para matar a Barrenechea. No le tembló el pulso. Contaba el capitán que el chico lloraba a mares, el asesino a mares lloraba… Claro, son de estas personas, de estos personajes nefastos que se acuerdan de llorar como nenas en ese momento, cuando son atrapados, pero cuando tienen a una familia entera, y cuando tienen que apretar el gatillo, se ríen. ¡Se te ríen en la cara! Y sino hablen con las víctimas, a ver lo que pasaron.

Pablo Kablan: Es algo que se ve en muchos casos, cuentan los investigadores, cuando hay menores de por medio. Cuando actúan en bandas… en grupos, drogados o no, con armas de fuego. Son muy violentos, muy, muy, peligrosos. Pero lo que pasa, cuando están solos y sin armas, allí ya son débiles. No tienen el poder que les otorga el arma, por eso es que lloran…

Feinmann: Pero a mí esas lágrimas de cocodrilo no me conmueven, las lágrimas de este asesino no me conmueven de ninguna manera. ¡Llorá todo lo que quieras, maricón! –lo dice mirando a la cámara, como si hablara directamente con el joven.

Esas expresiones del conductor y de uno de los periodistas del espacio investigado en esta Observación hablan por sí solas.

El espacio televisivo relevado por este Observatorio viola las normas básicas del periodismo profesional –fuentes contrastadas y diferenciación entre opinión e información/noticia, entre otras- con el deliberado objetivo de comportarse como animador privilegiado de un posicionamiento editorial atentatorio contra principios jurídicos consagrados en tratados internacionales y en la doctrina de última generación sobre protección a la minoridad.

C5N opta así por una campaña criminalizadora de la niñez y la juventud, epifenómeno que se inscribe en ciertos avances del Estado en matrices represivas y violatorias del más elemental principio de Derechos Humanos.

Como se señaló en otros informes, este Observatorio no cuestiona el derecho que tiene todo medio y todo periodista de asumir su propio posicionamiento editorial respecto de cualquier ítem de los acontecimientos que conforman la masa crítica noticiable. Sí cuestiona en cambio, y denuncia por ser lesiva para el derecho de todas y todos a informa y a estar informados, que ese posicionamiento se encubra tras las apariencias de “noticia” o “información” objetiva.

Durante el período observado, el noticiero central del canal C5N privilegió en su agenda las informaciones relacionadas con la inseguridad, especialmente aquellas que tuvieran que ver con menores en conflicto con la ley, un tema que los medios de comunicación y el poder político reinstalaron a partir del asesinato del ingeniero Ricardo Barrenechea.

La intencionalidad editorial de este medio del grupo de Daniel Haddad con respecto a la inseguridad y la delincuencia juvenil se basó en un discurso de sentido común reaccionario, promotor de la mano dura y criminalizador de la niñez en contextos sociales de pobreza, sin indagar sobre las causas del fenómeno ni considerar otras soluciones más que las represivas.

En este sentido, la propuesta del gobernador bonaerense, Daniel Scioli, de bajar la edad de imputabilidad hasta los 14 años fue defendida por el medio de manera excluyente.

En función de la instalación de dicho sentido común, característico de todos los medios controlados por Hadad, el noticiero de C5N incurrió en prácticas violatorias de los estándares mínimos de calidad y responsabilidad periodística.

Se mostró sólo un aspecto de la de la cuestión, el de las víctimas, exagerando y demonizando en muchos casos el papel del victimario con adjetivaciones e, incluso, mentiras que buscaron exacerbar y alentar odios latentes o manifiestos en un sector de la sociedad en torno a casos concretos que fueron presentados en forma generalizada.

Sistemáticamente, se ocultó y obvió la voz de los menores, tanto desde ellos mismos como sujetos, como desde otros actores que representaran sus intereses o defensa, ya sean abogados, organizaciones sociales y de derechos humanos, especialistas en minoridad, u organismos estatales.

Cuando se incluyó a alguno de estos actores, como fue el caso de los padres de dos de los acusados de participar en el crimen de Barrenechea, el noticiero editó sus testimonios para que aparecieran sólo los aspectos negativos de los menores, así como se recurrió a la gramática del videograph para tergiversar sus propias palabras.

Otros actores, como la ex secretaria de Niñez y Adolescencia de la provincia de Buenos Aires, Martha Arriola, que adoptó una postura crítica a la propuesta de Scioli y puso en evidencia la crisis del sistema de minoridad bonaerense por falta de recursos, fue deslegitimada a partir de una selección de declaraciones hechas a otros medios, sin consultar su postura de manera directa.

Tampoco se tuvieron en cuenta hechos importantes que trascendieron públicamente durante el período de observación, como la anulación de la declaración de uno de los menores involucrados en el caso Barrenechea al detectarse que su confesión había sido obtenida mediante coacción y tortura.

De la misma forma, se pasaron por alto las sospechas sobre la fuga de uno de los adolescentes de ese mismo caso, que indicaban que el hecho habría sido operado en medio de la crisis del gabinete bonaerense por el tema de minoridad.

Nada se dijo tampoco en C5N sobre las marchas organizadas contra la mano dura y la criminalización de la infancia, que tuvieron lugar en Capital Federal y La Plata. Ningún movilero del canal cubrió esos actos, al tiempo que se ocultaron de manera deliberada las denuncias de las organizaciones participantes en una de esas movilizaciones sobre el secuestro de una militante social que fue agredida, amenazada y abandonada en la vía pública, a pocas cuadras de una concentración realizada frente a la Gobernación bonaerense, en La Plata el día 12 de noviembre, fecha comprendida en el período de este observatorio.

Similar comportamiento se relevó en otros temas relevantes abordados por el noticiero, como el fallo de la Corte Suprema de Justicia en materia de libertad sindical. El medio trató esa información con una llamativa unilateralidad de fuentes, actores y sujetos, privilegiando la postura de la CGT y el Ministerio de Trabajo, y ocultando o minimizando la voz de la CTA al respecto.

Asimismo, se observó un tratamiento sumamente adverso hacia los docentes porteños en conflicto con el Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, ocultando las dimensiones del reclamo gremial y educativo, y descalificando a los actores de la protesta, a quienes se consideró “sindicalistas violentos”, cuando, en realidad, todas sus manifestaciones se desarrollaron pacíficamente.

De esta forma, el noticiero conducido por Eduardo Feinmann ofreció a sus receptores una marcada falta de responsabilidad y calidad periodística en la cobertura de sus informaciones de agenda.


Solicitar el informe completo por correo a: elobservatoriodemedios@gmail.com

Próximamente disponible en PECyP

miércoles, 5 de noviembre de 2008

La Nación: Un diario que viola su responsabilidad informativa

Así lo reveló una nueva investigación del Observatorio de Medios de Argentina, al analizar la cobertura periodística de ese matutino sobre el proyecto de ley de reforma del sistema previsional, enviado al Congreso por el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

Las conclusiones del trabajo del Observatorio de Medios sobre el diario La Nación, que contempló las informaciones y opiniones publicadas entre el 21 y el 27 de octubre de 2008, determinaron lo siguiente:

La Nación no cumplió con los estándares mínimos de calidad y responsabilidad periodística, reconocidos y exigidos no sólo por los ámbitos académicos e institucionales especializados, sino por sus propios llamamientos en abstracto y desde sus columnas editoriales.

En forma deliberada, y en muchos casos burda, encubre su posicionamiento político frente al Gobierno nacional mediante prácticas mediáticas que violan los preceptos básicos del periodismo profesional. Las adjetivaciones difamatorias, la unilateralidad de fuentes, y el ocultamiento de sujetos y protagonistas de la noticia y de la información se convirtieron en prácticas habituales del medio observado.

En estudios anteriores y no vinculados estrictamente a la presente investigación, vino constatándose una tendencia en la mayor parte de los grandes medios gráficos de nuestro país –no sólo La Nación-, consistente en recurrir a títulos y ampliaciones de los mismos con informaciones procedentes de fuentes anónimas, informaciones que persisten en el anonimato de sus procedencias en el texto desarrollado de las mismas. En el caso relevado en esta investigación, esa tendencia adquiere proporciones de tal magnitud que permite concluir que, en función de sus posicionamientos políticos, La Nación viola sistemáticamente su responsabilidad informativa.

Como se ha afirmado en otras oportunidades, el Observatorio de Medios de Argentina, en función de promover el pleno ejercicio de la libertad de expresión, reconoce y considera saludable que cada medio, grupo mediático y periodista exprese sus puntos de vista y posicionamientos editoriales. Sin embargo, advierte que esa práctica debe someterse a los estándares de calidad y responsabilidad profesional, para darle cumplimiento al principio básico, aceptado por la legislación internacional de última generación, que confiere el derecho a informar y estar informados a todas y todos los que integran una sociedad, no sólo a las empresas periodísticas y a su profesionales.

Asimismo, se llama la atención sobre el hecho de que, sin sustentos informativos y teóricos suficientes, La Nación celebra las intervenciones estatales del Gobierno de Estados Unidos en el marco de la actual crisis financiera global, a la vez que descalifica en términos injuriosos las políticas públicas gubernamentales argentinas, cuando éstas le adjudican y o reconocen al Estado la obligación de intervenir en el contexto local de la citada crisis global.

Al igual que a lo largo de toda la cobertura contemplada en esta investigación, este posicionamiento de La Nación no cumple con ninguno de los preceptos reconocidos como guías de un periodismo practicado con calidad y responsabilidad profesional.

Este Observatorio se abstuvo en forma sistemática de consignar recomendaciones acerca de qué actitud receptora debería guardar el conjunto de la sociedad ante las calidades de los servicios noticiosos e informativos de los más poderos e influyentes medios de comunicación. Sin embargo, ante la gravedad de las actitudes y tendencias constatadas en ésta y otras investigaciones, nos permitimos sugerir dos líneas de acción.

  • Ante los discursos periodísticos del los medios, adoptar el rol de receptores incrédulos-críticos, lo que lleva al esbozo de la segunda línea de acción recomendada.
  • Pensar y articular las formas gregarias y asociativas desde la cuales todas y todos podamos pasar de receptores a productores de información, con la intención deliberada de que todos los protagonistas sociales tengan voz y relevancia en los procesos de construcción periodística-comunicacional. En este último punto cabe aclarar que esa participación y ese protagonismo de voces no se logra conforme a ciertas propuestas simbólicas y comerciales que proponen las grandes corporaciones y concentraciones mediáticas, como ser el envió de imágenes y la participación en sus foros y blogs, mecanismos tendientes a reforzar la expropiación de la palabra y a la frivolización del concepto de democracia comunicacional.
Solicitar el informe completo por correo a: elobservatoriodemedios@gmail.com

Disponible en PECyP