domingo, 30 de agosto de 2009

Con medios concentrados no hay democracia

















El gobierno argentino presentó ante el Congreso Nacional su proyecto para reemplazar la actual regulación de radio y televisión, herencia de la última dictadura, que benefició a los oligopolios.


Publicadoel 28-08-09 en www.prensamercosur.com.ar


"Que la voz de todos y todas pueda ser escuchada", dijo la presidente Cristina Fernández, al firmar el jueves pasado el mensaje 1139, por el que envió al Congreso el nuevo proyecto de ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que reemplaza al decreto-ley de la dictadura militar. Fernández afirmó que no se trata del proyecto de un gobierno o un partido, sino de "todos los que queremos vivir en una Argentina más democrática y más plural".Además, pidió no confundir "libertad de expresión con libertad de extorsión". El interventor del COMFER (organismo estatal regulador), Gabriel Mariotto, destacó el aporte ciudadano al proyecto y sostuvo que esto tiene que ser "un soporte para nuestros legisladores, que cuando reciban la presión tengan un pueblo atrás que los está sosteniendo".La presidente consideró que, en 26 años, no hubo proyectos de cambio integral de la ley de radiodifusión porque "había un supra poder" en el país, que "tiene la suficiente fuerza para imponer y arrancar decisiones en cualquiera de los tres poderes (del Estado), a partir de la presión".De ser arrobada por las Cámaras y posteriormente promulgada por el Ejecutivo, la nueva ley de Servicios de Comunicación Audiovisual tendrá tres segmentos: un tercio para el sector comercial, otro para el espacio público y uno más para las organizaciones sociales."Se sustituirá el viejo directorio militar por un organismo más amplio, con la participación del Poder Ejecutivo y de la oposición parlamentaria", dijo la jefa de Estado."Sería ingenuo no advertir la necesidad de esta norma como un salto a las nuevas tecnologías", añadió.La presidente afirmó además que la calidad institucional "es de contenido y de sustancia cuando las instituciones de la Constitución sirven al pueblo y nada más que al pueblo"."No hay calidad institucional únicamente por las formas. La calidad institucional es de fondo, de contenido, de sustancia, cuando las instituciones de la Constitución sirven al pueblo y solamente al pueblo y no a otros intereses", añadió.La presidente aseveró también que la discusión en el Congreso de la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual "va a poner a prueba a la democracia argentina".El gobierno recibió el apoyo del relator de Naciones Unidas (ONU) sobre Libertad de Expresión, Frank La Rue.Los cambios más importantes respecto del régimen de la dictadura, aun vigente, están vinculados a las controversias que había despertado el anteproyecto original: la revisión de licencias cada dos años, la convivencia entre cooperativas de servicios públicos y distribuidoras de TV por cable de alcance local en el interior del país, el desembarco de las telefónicas a la comunicación audiovisual y la regulación para el “triple play”. Otros cambios apuntan a ampliar los derechos de pueblos originarios, hacer más federal el funcionamiento de la Defensoría del Público y declarar el espectro radioeléctrico como un bien público.Revisión de licencias: El artículo 38, en su redacción original, dispone que cada dos años se revisarán las licencias en poder de los adjudicatarios. La oposición planteó que el artículo permitiría que el gobierno ejerciera un poder discrecional para cambiar las reglas y digitar el escenario tecnológico cada dos años. En el gobierno aseguran que con la nueva redacción del artículo se ofrecerán garantías claras de que no va a haber discrecionalidad en la distribución de licencias. La constatación bianual tendrá como único objetivo evitar que la incorporación de nuevas tecnologías en la comunicación audiovisual –la famosa digitalización– termine distorsionando el espíritu de evitar la concentración y preservar la pluralidad.Pulseada entre cableoperadores locales y cooperativas de servicios públicos: Esta situación se produjo principalmente en localidades alejadas de los principales centros urbanos, donde los servicios de electricidad y teléfonos son brindados por cooperativas de usuarios. El artículo 23 excluye a las prestadoras de servicios públicos de la posibilidad de ofrecer servicios de comunicación audiovisual. En el artículo 25 se plantean las excepciones a esa regla. Allí se establece que las personas de existencia ideal sin fines de lucro –léase cooperativas– pueden dar esos servicios pero con una condición: antes deben pedir un dictamen de la Comisión de Defensa de la Competencia. Si ese organismo considera que las cooperativas no se quedarán con más del 35 del mercado, las cooperativas podrán desembarcar en el negocio de la TV por cable. Las pequeñas empresas de distribución de cable habían planteado que si las cooperativas ingresaban en la actividad les resultaría imposible competir con ellas. “Vamos a ofrecer condiciones de convivencia”, responden en el gobierno.El “triple play” y las condiciones para que las telefónicas puedan ingresar al negocio del cable: El mismo artículo 25 plantea que las telefónicas privadas, con una lógica comercial, también podrán ingresar al negocio de la distribución por cable –lo que haría realidad el famoso “triple play”, la posibilidad de brindar Internet, teléfono y cable en un mismo soporte– si antes cumplen con una serie de requisitos bastante exigentes: interoperabilidad de redes, portabilidad numérica y demostrar que el 70 por ciento del capital es de origen argentino. En el Ejecutivo dicen que el proyecto establecerá mecanismos de seguimiento para controlar la composición accionaria de cada telefónica que pretenda desembarcar en la actividad audiovisual.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Voces autorizadas sobre fútbol, televisión y Estado







El acuerdo firmado el 1º de agosto de 1991 entre la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y Torneos y Competencias (TyC), por el cual se le otorgó a esa firma los derechos exclusivos de las transmisiones hasta el año 2014, extendió un manto de silencio en los medios. Tanto la máxima autoridad del fútbol, Julio Humberto Grondona, como la empresa se convirtieron en “intocables”. Con el correr de los años, los periodistas que se animaron a cuestionar algunos aspectos de la relación entre los socios entenderían, poco a poco, que “de eso no se habla”.

Aquellos periodistas que hoy peinan canas, recuerdan que a medida que el acuerdo entre ambas partes se consolidaba, florecían medios de comunicación, periodistas, productoras y convenios de comercialización que tenían como eje a la AFA y a Torneos. Explican que esos medios y esos profesionales se convirtieron en las voces del “establishment” futbolístico. Y fueron esas voces las que -en mayor medida- se impusieron como referentes de la información futbolera en los grandes medios. Apuntan que se constituyó así, un “monopolio de opinión”, en donde la construcción informativa respecto del futbol tuvo el sesgo de la empresa que tenía los derechos.

Años después, el ingreso del Grupo Clarín en la sociedad propietaria de los derechos (TSC) hizo todo más difícil, aseguran. Precisan que el sesgo editorial no sólo fue para los periodistas que participaban en Torneos, sino para aquellos del principal multimedios del país, que edita el diario más vendido y el único matutino deportivo, el popular Olé. También con sus señales televisivas (TyC Sports, Canal 13, TN) el Grupo dominó la cobertura televisiva del deporte (con Fútbol de Primera como buque insignia, “dueño” de los goles hasta las 24 de cada domingo). Además, hay que recordar que Fox Sports tercerizó en Torneos la producción periodística en nuestro país. Ese canal se sumaría entonces a la uniformidad informativa.

Es cierto: siempre hubo canales de TV, emisoras radiales, revistas y espacios deportivos en otras empresas que intentaron competir. Pero nunca ni el Grupo Uno (Vila/Manzano/De Narváez) ni el Grupo Telefónica fueron serios rivales.

Con tal dispositivo empresarial ya no fue necesario –con el correr de los años- ejercer la censura directa: miles de periodistas deportivos sabían de hecho que ese era un tema “tabú”. Más en Deportes: había tanto para decir y criticar que no era necesario buscarse problemas laborales obsesionándose con esta temática.

Sin embargo, hubo un puñado de periodistas que eligieron otro camino. Se privaron de las luminarias y la visibilidad mediática, soportaron dificultades en sus lugares de trabajo (los medios, en general, tienen relaciones de “buena vecindad” entre ellos y ninguno quiere enfrentarse a otro), no les importó que sus voces fueran marginales y miraron con cierta decepción como colegas que admiraban o respetaban, quedaban presos del “mainstream” mediático.

Desde espacios televisivos, radiales y gráficos, este grupo de periodistas cuestionó, investigó, analizó con mirada crítica, publicó información y editó notas con fuertes objeciones a ambos socios en la televisación del fútbol. En muchos casos tensando los límites de los medios para los que trabajaron y haciendo periodismo en un escueto andarivel informativo.

Ellos son (por el orden alfabético) Diego Bonadeo, Ezequiel Fernández Moores, Pablo Llonto, Víctor Hugo Morales, Gustavo Veiga, Norberto “El Ruso” Verea, Pablo Vignone y Juan José “El Nene” Panno.

Ante el nuevo escenario que se abre, tras la ruptura parcial de la AFA con el Grupo Clarín, en el que el Estado Nacional jugará como elemento clave, es oportuno reproducir aqui algunos de los criterios vertidos por esos colegas.

1-¿Qué opinión tiene del cambio en la televisación de los partidos de fútbol?

Diego Bonadeo: Me parece absolutamente obsceno de parte del gobierno nacional hacer como que acude al “salvataje” financiero del fútbol con la cantidad de carencias que el INDEK oculta con perversos dibujos (exclusión, pobreza, indigencia, educación, salud, vivienda, etc.) cuando en realidad lo que está haciendo es profundizar su pelea con Clarín. No otra cosa que eso es la posibilidad de televisar parte del fútbol por Telefé, el enemigo visible de Canal 13.

Ezequiel Fernández Moores: Es saludable que la AFA haya decidido por fin decirle basta al monopolio que se hizo poderoso a costa del fútbol. Por supuesto que tengo mis reservas sobre si realmente se abrirá ahora una democratización de esos derechos. Es lo que muchos esperamos. Pero sabemos que esto es una batalla entre tres corporaciones que dicen representar a la gente, pero pocas veces lo hacen: la corporación mediática, la política y la del fútbol.

Pablo Llonto: Momento. Nadie puede celebrar un triunfo en el primer tiempo. Sería absurdo. Ni Clarín perdió el partido, ni ha ganado el pueblo argentino. Es el fin de un contrato repugnante, entregador. Sólo eso. Pero mejor ni hablemos de los dirigentes del fútbol, encabezados por un pirata que ahora, también recibe elogios. Grondona no hizo una sola cosa bien durante los 30 años que lleva en AFA (más de treinta clubes quebrados o en concurso, mayor tasa de muertos en las canchas, corrupción en todas las transferencias, tres décadas de evasiones al fisco...) Resta conocer lo que se viene. ¿Tendremos fútbol gratis? ¿O habrá que pagarlo en otro cable? ¿Seguirá la fiesta y el despilfarro en los clubes o llegó la hora de la austeridad? ¿Responderán con sus patrimonios todas las comisiones directivas que destrozaron nuestro fútbol? Mejor esperar para ver si todo esto no es más de lo mismo.

Víctor Hugo Morales: Creo que es un gran alivio para la decencia pública, un viento renovador que ayudará al futbol a salir de la estafa monopólica. Estoy seguro de que esto ayudará a los medios que tendrán la oportunidad de volver a hacer periodismo y no a tener que hacer una vergonzosa defensa de intereses. También abrigo la esperanza sobre el posible ingreso del Gobierno: espero que no sea para gastar dinero sino ganar.

Gustavo Veiga: Es una medida justa instrumentada por dirigentes que la acompañaron por inercia. Nada hicieron para merecer sus potenciales réditos. Si se permite la comparación antojadiza: fue algo así como la recuperación de las islas Malvinas en manos de Galtieri. La promiscua relación de 18 años entre la AFA y las empresas que tenían los derechos, tuvo un divorcio impensado. Por eso, los presuntos damnificados, lo viven como una infidelidad cometida con el peor enemigo, el gobierno. Tengo mis reservas sobre si el mapa del fútbol televisado se modificará sustancialmente. Y si el dinero que ahora recibirían los clubes será bien usado. Pero ésa es la segunda parte de esta historia. La decisión de romper con Clarín no redime a Grondona.

Norberto “Ruso” Verea: Tengo una sensación de asombro. Por que me pregunto ¿cómo lo van a hacer? Y después me pregunto ¿por qué lo hacen? Y ahí se me ocurren algunas respuestas: lo hacen ligado al poder reinante que es el matrimonio Kirchner y porque el fútbol es indudable que así no podía seguir. Ahora yo digo: guarda. ¿Rompemos todo y nos asociamos al que armó todo? Eso me hace ruido. Si esto fuera una decisión autónoma del Gobierno, podría pensarse otra cosa. Pero acá hay un problema, que es la existencia de una entidad privada (la AFA) que maneja a clubes que son sociedades sin fines de lucro. Entonces me pregunto: ¿Cómo vas a hacer una revolución si te hacés socio del que hace 20 años le entregó un negocio leonino a los que ahora se quiere separar? Todo eso generó un desastre para el futbol y ahora se asocian con ellos. Es una a vergüenza. Hoy digo: yo me aparto de todo esto. Y afirmo que cuando hay negocios, cuando hay plata, no hay víctimas sino sólo victimarios. Amén de subrayar que esto pasa por una pelea entre el Gobierno y el Grupo Clarín. Esto está lejísimos de los hinchas, está lejos de lo que nosotros queremos.

Pablo Vignone: El fútbol es un espectáculo popular. Como tal tiene que ser accesible. Lo pienso sin tener cuidado por la arista del negocio: no es mi responsabilidad periodística velar por las cuentas de otros. Si el cambio va en ese sentido, me parece adecuado. La situación monopólica no es beneficiosa en ningún aspecto ni tolerable bajo punto de vista alguno.

Juan José “Nene” Panno: El cambio, a primera vista, es positivo. Toda medida que resulta beneficiosa para la gente (y esta parece que lo es, porque los usuarios dejarán de ser esclavos de los cables) debe ser bienvenida. Eso de que el Estado debe ocuparse de otras cuestiones más urgentes es una falacia porque: 1) el fútbol puede ser un negocio rentable aún para quienes manejen la televisión como un servicio, sin voracidad ni desmedido afán de lucro. 2) ahora resulta que algunos políticos de la oposición más despiadada descubrieron, a través del fútbol, la pobreza y la injusticia social que padecemos y 3) pese a todos sus defectos este gobierno ha dado algunos pasos para combatir la pobreza y los primeros en poner palos en la rueda han sido muchos de los que ahora hablan de la pobreza. Por otro lado, nada de lo que se haga con la televisación limpiará la responsabilidad de Julio Grondona y de la mayoría de los dirigentes en los muchísimos males que aquejan al fútbol nacional.

2- A lo largo de estos 18 años en que rigió el contrato entre la AFA y TyC, ¿cómo se sintió a la hora de buscar información, escribir u opinar sobre el tema? ¿Qué dificultades enfrentó y con qué apoyo contó?

Diego Bonadeo: El levantamiento de “Fútbol prohibido” fue el más claro signo de censura por parte de la corporación aliada al régimen y al establishment. Apoyos tuve varios. Inclusive de algunos conversos, que ahora mensajean para Torneos, Clarín y compañía.

Ezequiel Fernández Moores: Sabiendo que esa información sólo podría ser escrita en medios que no estuvieran vinculados con el negocio. Que, más allá de eventuales ofertas, jamás se podría laburar seriamente allí y sabiendo también que, aún cuando muchas puertas se cerraran al buscar información, siempre habría otras que se abrirían y, en rigor, haciendo muy a gusto lo que había elegido desde que comencé a ganarme la vida como periodista.

Pablo Llonto: Era más fácil entrar a los documentos del Pentágono que acercarnos a los contratos entre TyC y la AFA. Nunca se mostraron los números al periodismo. Recién ayer Clarín Deportes mostró algún panorama superficial, pero por qué no publica Clarín los números de sus ingresos año por año desde que compró los primeros derechos. Apoyo cero. Los periodistas nunca contamos con alguien desde el Estado que le exigiera a Clarín ni a Carlos Ávila mostrar sus balances.

Víctor Hugo Morales: La cobertura ha sido monopólica. A lo largo de estos años hemos visto medios y periodistas que decidieron no pensar, no reflexionar. Fue pura guaranguería y adulación. Esos medios y periodistas han escrito la peor etapa del periodismo deportivo argentino. La felonía contra este oficio como nunca se había visto. Llevaron a cabo operaciones, desnaturalizaron el juego y sus reglamentos, limitaron el acceso al trabajo de mucha gente, han llevado por delante a empresas serias del deporte de todo el país. Hasta han debilitado transmisiones de radio, inventando una indigna “transmisión sin imagen del partido” por TV. Han hecho un daño infinito. Se han robado el fútbol. Fue un estropicio inolvidablemente negativo.

Gustavo Veiga: No me sentí ni bien ni mal. Sólo percibía que, hurgando en las cuentas de la AFA y las empresas, hacía el periodismo que más me gusta: ése que investiga lo que se pretende ocultar y que no acepta mansito la versión oficial de los hechos. Disfruté mucho ocupándome de Grondona, símbolo de poder entre otros poderes. Él una vez me dijo: los periodistas no sirven para nada. Todos estos años intenté demostrarle (y demostrarme) que se equivocó muy feo con lo que dijo. Dificultades tuvieron los periodistas desaparecidos que pagaron su compromiso con la vida, José Luis Cabezas o Mario Bonino. Nosotros, el puñadito que nos abocamos a los negociados del fútbol, nada que ver. ¿Un apriete? ¿Una carta documento? Esas no son dificultades. El colega Hernán López Echague diría que son gajes del oficio.

Norberto “Ruso” Verea: La cobertura no fue transparente, en absoluto. Cuando yo daba nombres y apellidos me decían “no hagas periodismo de periodistas” y yo intentaba aclarar que era información, que eran datos. Pero bueno, hay gente que no tuvo problemas en someterse y hay otros que prefirieron seguir erguidos.

Pablo Vignone: Para escribir y publicar sobre el tema, a veces tuvimos apoyo de los sectores menos pensados y, a la vez, trabas en los planos más permisivos. En general no ha sido sencillo avanzar contra la corriente. Claro que hemos tenido más fortuna que otros para encontrar un terreno propicio sobre el que volcar inquietudes.

Juan José “Nene” Panno: Los más indicados para responder con profundidad a esta pregunta son Gustavo Veiga y Ezequiel Fernández Moores, los periodistas que más datos han aportado en esta cuestión. El apoyo mayor que he tenido para escribir sobre este tema partió justamente de las excelentes investigaciones que desarrollaron ellos, en primera fila y eventualmente otros colegas.

3- ¿Qué opinión tiene de la cobertura del periodismo deportivo sobre esta temática a lo largo de estos 18 años? ¿Qué méritos y qué defecciones observó entre sus colegas?

Diego Bonadeo: La sarta de amanuenses que prohijó durante tantos años desde los medios esta perversa “intercorporación” ahora, según como venga la mano, van a jugar para quien les convenga. Y ya hay señales en ese sentido, en especial en varios alcahuetes militantes de Grondona, que ahora lo cuestionan.

Ezequiel Fernández Moores: En Torneos y en Clarín, todos lo sabemos, hay excelente profesionales. Pero sus condicionamientos eran inevitables. Lo peor, me parece, sucedió en la tele, donde se eligió de modo grotesco entretener antes que informar. Se inició una nueva era en el periodismo deportivo. El colega Walter Vargas la definió mejor que nadie: la era del periodismo “fierita”.

Pablo Llonto: Una vergüenza. Que la Argentina haya tenido sólo diez o quince periodistas dispuestos a hablar de los contratos de televisión (sobre más de 10.000 periodistas deportivos que se calculan en todo el país) da una idea de lo mal que estamos. Fuimos muy cobardes, y algunos nos despertamos demasiado tarde. Por eso cada vez tienen más valor Rodolfo Walsh y Dante Panzeri; ellos hubiesen denunciado todo esto mucho antes. Defecciones muchas, pero no sólo ocurre en el periodismo deportivo. En la Argentina el periodismo de investigación en general ha muerto. Y los asesinos están en la calle Piedras, en la calle Lima y en la calle Mansilla. Entre los ejemplos de nuestras defecciones tienen a Marcelo Araujo, primero fiel a Torneos, luego enemigo de Torneos y en un tiempo más relator del Estado, seguramente de la mano de Don Julio.

Víctor Hugo Morales: Con toda franqueza, sólo puedo mencionar a los miembros del equipo de Competencia. Aunque sé que soy injusto, porque no soy un seguidor de lo que hacen los colegas. Lo mío es una apreciación en conjunto del periodismo, no de manera individual. En cuanto a los apoyos que yo tuve fueron nulos. En un periódico –que no voy a nombrar- en que pensé que podría escribir con total libertad, me traicionaron de la peor manera, por lo que una vez más quedé pedaleando en el aire.

Gustavo Veiga: Tengo la peor imagen, pero ese periodismo deportivo es hijo dilecto de la industria del entretenimiento en que se transformó el fútbol. En ella, hay temas que no se tocan. ¿Acaso se vio alguna vez una cámara oculta en las oficinas de la AFA para investigar el Colegio de Árbitros, la Oficina de Jugadores o el Tribunal de Disciplina? Nunca. En ese contexto, son pocos los méritos. En el periodismo en general falta rigurosidad, metodología de la investigación y afán de ir hasta el hueso con los temas. Los peores de todos son los colegas que hicieron crítica de barricada contra TyC o la AFA y después le golpearon la puerta a Ávila o Grondona para pedirles trabajo. Una vergüenza.

Norberto “Ruso” Verea: En estos 18 años, mi decisión de no pertenecer a un monopolio tuvo que ver con una manera de pensar propia. Pero nunca me sentí un tipo perseguido. De hecho, TyC siempre me invitó a sus programas. De todas maneras, hay que decir que el monopolio generó cosas negativas como los periodistas que no pudieron trabajar en otros lados y la información que se pierde en el éter y nunca llegó a los futboleros. En “Fútbol Prohibido” duramos 7 programas, eso es una muestra de cómo se manejaban las cosas.

Pablo Vignone: No me toca a mí juzgar la actitud de los colegas. Cada cual sabe bien qué papel desempeñó en este tema en particular y, lo que es más importante, los hinchas lo saben mejor todavía.

Juan José “Nene” Panno: El arco es muy amplio y va desde los colegas mencionados en el punto 2 hasta los alcahuetes funcionales a los intereses de las empresas para las cuales trabajan y que a veces resultan más papistas que el Papa. En el medio aparecen los indiferentes; los que callan por las dudas y los que han levantado la voz para denunciar los abusos del poder, cada vez que han podido.

Tomado de Diario sobre Diarios.